Está la luna llena,
Aúlla el lobo,
Y la niña se peina
Cabellos de oro.
Que la espera su novio
En el arroyo,
Y su padre no quiere
Que tenga novio.
El agua cristalina
Baja en silencio,
Solo se oyen susurros
De amor y besos.
Que ella está con su amor
En el arroyo,
Y no quiere su padre
Que tenga novio.
Llora la desgracia
Sobre aquel hombro,
Y una estrella le envía
Rosas de oro.
Va la luna ligera,
Como con prisa,
Y a le lejos el canto
Del gallo avisa.
Tiene que irse a su casa,
Casi amanece.
Las sábanas de su cama
La compadecen.
Mañana volverá
Junto al arroyo,
Que su padre no quiere
Que tenga novio.
Le puede el miedo a que su pequeña se haga mayor… Comprensible, pero debe dejarla «volar».
Un abrazo amigo!
Otro para ti.
bello romance
Gracias, Rub
Feliz semana
¡Hermoso Jesús! ¡Saludos y abrazos!
Gracias, Tomás.
Un abrazo
Aquí se te saluda «sombrero en mano!. limpia espiral creciente. Lindo poema. Felicitaciones.
Saludos.
Gracias a ti por estar ahí.
Un abrazo
Buen día!
Qué bonito poema, Jesús, suena a seguidilla. Un beso mi poeta isleño.
¡Hombre, mi Rosa!
Ya me has alegrado la semana.
Un beso.
Hay que pensar que algún día la niña tenga novio.
Bonitos versos.
Saludos
Seguro, y si no mandará a su padre a un sitio muy feo.
Saludos.
Qué lindo romance…
Gracias.
¡Mucha salud!
La mia ya lo tiene… lo matare… ejemmm Precioso poema. Saludos infernales!
¡Relájate! No vayas a cometer un disparate.
Tú, por si acaso, ten siempre detrás de la puerta un bate de béisbol.
Saludos.
mmmm Si, mejor que la katana fijo jajajaja
Noooooo! La katana no, eso hace mucho daño, y no me gusta la sangre.
Volví al cofre de libros de poemas en que aprendí a leer.
Este estilo va en mi sangre.
Gracias, Jesús.
Y en la mía.
Un abrazo fuerte.