DESEO

Aquél era el último tren que paraba en la estación del pueblo. Tenía que tomar una decisión, el momento había llegado y ahora no estaba segura de lo que iba a hacer. Pero allí estaba el tren, en pocos segundos emprendería su viaje, y ella tenía incluso el billete. Cogió la vieja mochila, se la echó a la espalda y corrió. Ya estaba hecho; no había vuelta atrás, comenzaba ese viaje que hace dos días había planeado, tenían que encontrarse y ella ya estaba en marcha.
La ciudad la recibió con la frialdad con la que suelen recibir todas las ciudades a sus visitantes. Ella se encontraba extraña; allí nadie le daba las buenas tardes, nadie sonreía, todos llevaban mucha prisa… pero estaban a punto de encontrarse.
Tenía la dirección escrita en un trozo de papel que guardaba como una joya en su cartera. Caminaba a paso rápido, pero aún más rápido palpitaba su ansioso corazón. Nunca se habían visto frente a frente, y sus dieciséis años no eran precisamente los adecuados para hacer de freno a aquella pasión desatada.
Por fin, allí, en la esquina aquella, estaba la tienda, y en su escaparate la muñeca Barbie que tanto había deseado.