EL DELFIN DEL DELFINARIO

El delfín del delfinario

Es la hora,
comienza el espectáculo.
Las gradas están abarrotadas.
Los padres, con sus hijos, esperan impacientes.
El delfín da vueltas en la gran pileta.
De pronto, el entrenador hace sonar su silbato,
y el delfín, sumiso, se acerca hasta el borde,
y recibe su regalo, el mismo regalo cada día.
Y el animal repite, una y otra vez,
sus saltos y cabriolas,
y pasa por entre los aros,
y saluda con sus aletas,
y nada apoyándose en su cola.
Y después de cada prueba, el entrenador,
le entrega su sardina de recompensa.
Termina el espectáculo,
y la gente, loca de aplaudir, sonriendo se aleja,
se aleja del “circo romano”, afortunadamente incruento.
Y el delfín se queda solo,
anochece, y mira arriba, a las estrellas;
y las envidia,
porque ellas no están sujetas al capricho humano.
Y las lágrimas del delfín se mezclan con el agua.
Y sueña, el delfín.
Sueña con la libertad, sueña con la inmensidad del océano,
ese océano que debe ser su casa;
y sueña con perseguir veleros
a los que ofrecer gratuitamente su espectáculo.
Y la lágrima del delfín, se disuelve en el agua.
Y el niño pequeño, inocente, le pregunta a su padre:
-Papá, ¿es feliz el delfín del delfinario?
Y su padre le compra un caramelo,
no sabe la repuesta,
y prefiere que el niño sabio, permanezca callado.

 

20 comentarios en “EL DELFIN DEL DELFINARIO

  1. Rosa de los Vientos 11/07/2013 — 07:38

    Uf, muy bonito Jesús, y tan cierto. Ay, los caprichos humanos. Un abrazo.

    1. Me encantan los animales, de hecho yo tengo varios en mi casa, pero lo que no soporte es que se lucren con ellos, y hacerlos trabajar para diversión de los humanos.
      Un abrazo

      1. Rosa de los Vientos 11/07/2013 — 10:01

        Te entiendo perfectamente!

  2. Me apasionan los animales. Uno de mis sueños es trabajar con ellos. Yo no sé que decirte, pero el placer de estar juntos a ellos debe llegarles. Yo tengo muchos animales y todos se sienten bien amados. Yo me encargo de demostrárselo cada día. No sé si por aquí va la entrada o me he enrollado sola. Besillos.

    1. No, corazón. A lo que yo me refiero es a la explotación que hacemos los humanos, solo para nuestro deleite. Amo a los animales como el que más: de echo, yo poseo animalitos en mi casa, los adoro, les doy cariño, para mí son todo. Pero me duele eso, la explotación; el animal tiene que hacer su trabajo al capricho del humano. Yo me pregunto, cómo lo pasará el león, o el tigre, o la jirafa, en el circo. Estoy seguro que, contigo, tus animales se sentirán felices: tú les das amor, tú jugueteas con ellos, tú les das cobijo. ¡Eso es maravilloso!. Pero, por favor, ¡déjemos de circos!. Yo tengo la dicha de contemplar los delfines que merodean libres alrededor de mi Isla, y me siento feliz cuando danzan alrededor del barco, creo que hasta sonríen.
      Gracias a ti, por tu sensibilidad con esos seres.
      Un besote.

      1. Así te había entendido, como que te dolía ver como los hacemos hacer el «payaso». La sola idea de ver los delfines alrededor de tu isla me emociona. Ya quisiera yo… Mil besillos.

      2. mil novecientos noventa y nueve, ¡usted delante, por favor!

  3. bellezacorazon 11/07/2013 — 11:35

    si te admiro mucho, es porque te pareces a mi, te gustan los animales y eso para mi es grande. precioso Jesus.

    1. Los animales, mis animalitos, los adoro, y odio profundamente a los maltratadores.

      1. bellezacorazon 11/07/2013 — 11:40

        nos llamamos humanos, pero no lo somos, cuando se hace esas cosas

      2. Por eso cada día amo más a los animales.

  4. Joder cuando terminara la explotación de animales por el hombre…

    1. Creo que hasta que nosotros no seamos animales como ellos, no terminará esa explotación.

  5. Precioso relato! Me ha encantado. Un saludo!

    1. El delfín te manda un saludo, y hace una cabriola para ti.
      Bsss.

  6. Encantador, no solo los delfinarios, en lo personal todos los zoológicos se me antojan deprimentes, solo entrar a uno me pone de un humor extraño que se contrasta con su bienestar por la supervivencia ya que su abitad esta siendo explotado o destruido y esa sensación tan pesada. Como lo dice, por fortuna ese circo romano es incruento.

    Me gusto mucho, me recordó a la primera escena de «La guía del viajero intergalactico», quiza algún día también solo den las gracias y se marchen cantando.

    1. ¡Bellísimo, Azkre!
      Tú, como siempre, haciéndome disfrutar.
      Gracias.
      Un fuerte abrazo.

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